lunes, 26 de octubre de 2020

PROVERBIOS 5

 1 Hijo mío, está atento a mi sabiduría, Y a mi inteligencia inclina tu oído,


2 Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia.


3 Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;


4 Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como espada de dos filos.


5 Sus pies descienden a la muerte; Sus pasos conducen al Seol.


6 Sus caminos son inestables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida.


7 Ahora pues, hijos, oídme, Y no os apartéis de las razones de mi boca.


8 Aleja de ella tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa;


9 Para que no des a los extraños tu honor, Y tus años al cruel;


10 No sea que extraños se sacien de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño;


11 Y gimas al final, Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,


12 Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión;


13 No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!


14 Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación.


15 Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu propio pozo.


16 ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, Y tus corrientes de aguas por las plazas?


17 Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo.


18 Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud,


19 Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre.


20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, Y abrazarás el seno de la extraña?


21 Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.


22 Prenderán al impío sus propias iniquidades, Y retenido será con las cuerdas de su pecado.


23 El morirá por falta de corrección, Y errará por lo inmenso de su locura.



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